Cada encuentro será controlado por un árbitro principal designado por la organización de la competición en cuestión, quien será la autoridad máxima del partido y el encargado de hacer cumplir las reglas del juego. Venció una Copa Ibérica en 1991 que no se incluye en la lista al no ser una competición oficial. En dichas semifinales cayó derrotado por la mínima frente al Sevilla tras vencer en Pamplona 1-0 y perder en Sevilla 2-0. El Sevilla se proclamaría a la postre campeón del torneo.